La energía solar es una fuente inagotable, limpia y sostenible para obtener energía eléctrica que no genera emisiones contaminantes para el medioambiente y, además, una de las más económicas y con mayor potencial actualmente.
En este sentido, la energía solar fotovoltaica consiste en obtener de forma directa la electricidad a través de la radiación solar gracias a la instalación de placas o paneles solares fotovoltaicos compuestos por células de silicio encargadas de transformar la luz o el calor del sol en electricidad.
¿Cuáles son las características de las instalaciones aisladas?
Este tipo de instalaciones funcionan por los módulos fotovoltaicos que realizan «la conversión de radiación solar en energía eléctrica continua y más tarde el inversor se encargará de convertirla en alterna para nuestro consumo».
Uno de los tipos es la instalación fotovoltaica aislada que se caracteriza principalmente por no estar conectada a la red eléctrica convencional y el consumo es obtenido de la propia instalación. La energía que no se gaste se va acumulando en baterías para utilizar posteriormente. De esta manera, esta alternativa puede ser beneficiosa para «aquellas viviendas o negocios (como granjas) que se encuentran aisladas de la red y resulta la opción más económica y sostenible».
Instalaciones conectadas a la red: con excedentes o sin excedentes
Por otra parte, las instalaciones fotovoltaicas conectadas a la red están dirigidas a usuarios particulares y empresas, y suponen un importante ahorro en la factura eléctrica mensual. «Se trata de un modelo de generación distribuida que prioriza el autoconsumo utilizando la energía de la instalación solar mientras pueden contar con ella y cuando no es así consiguen la energía de la red eléctrica», añaden.
El objetivo del autoconsumo «no consiste en aislarse totalmente de la red, sino en ahorrar lo máximo en la factura de la luz y en poder generar para tu hogar, energía rentable, limpia y sostenible a largo plazo«.
En este sentido, lo que diferencia a este tipo de instalaciones es la gestión de los excedentes, esto es, la energía no gastada. El autoconsumo sin excedentes hace referencia a las instalaciones en las que se fija un dispositivo anti vertido que «impide cualquier tipo de inyección de energía a la red»,
En cuanto al autoconsumo con excedentes, una de las opciones es sin compensación que es «obligatoria para instalaciones superiores a 100 kW y se puede elegir de forma voluntaria para el resto». No hay compensación, sino que se vende directamente el excedente en el mercado eléctrico.
Por otro lado, el autoconsumo con excedentes y compensación es la opción más rentable para el consumidor particular en su vivienda. «La comercializadora nos compensa por nuestro excedente a un precio acordado previamente».